TE
ALABARÉ, SEÑOR,
ANTE LOS HOMBRES Y HABLARÉ A MIS HERMANOS
DE TU
PODER Y TU MISERICORDIA. ALELUYA.
ALELUYA, ALELUYA.
Tanto amó Dios al
mundo, que le entregó a su Hijo único, para que el que crea en él, tenga vida eterna.
Aleluya.
DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN (3, 16-21)
“Tanto amó Dios al mundo, que le
entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que
tenga la vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para condenar al mundo, sino
para que el mundo se salvara por él. El que cree en él no será condenado; pero
el que no cree ya está condenado por no haber creído en el Hijo único de Dios.
La causa de la condenación es ésta:
habiendo venido la luz al mundo, los hombres prefirieron las tinieblas a la
luz, porque sus obras eran malas. Todo aquel que hace el mal, aborrece la luz y
no se acerca a ella, para que sus obras no se descubran. En cambio, el que obra
el bien conforme a la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras
están hechas según Dios”.
Palabra del Señor.
Dios nuestro, que con la
Pascua de tu Hijo has devuelto al hombre su dignidad perdida y le has dado la
esperanza de la resurrección, concédenos agradecerte siempre, con amor, este
misterio de fe que estamos celebrando. Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
BENDECIRÉ
AL SEÑOR A TODAS HORAS
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