QUE
MI BOCA, SEÑOR,
SE
LLENE DE ALABANZAS PARA PODER CANTARTE;
ENTONCES
MIS LABIOS SE ESTREMECERÁN DE JÚBILO. ALELUYA.
ALELUYA, ALELUYA.
Permanezcan en mí y
yo en ustedes, dice el Señor; el que permanece en mí da fruto abundante.
Aleluya.
DEL
SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN (15,
1-8)
En aquel tiempo, Jesús dijo a
sus discípulos: “Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador. Al sarmiento
que no da fruto en mí, él lo arranca, y al que da fruto lo poda para que dé más
fruto.
Ustedes ya están purificados por
las palabras que les he dicho. Permanezcan en mí y yo en ustedes. Como el
sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así
tampoco ustedes, si no permanecen en mí. Yo soy la vid, ustedes los sarmientos;
el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante, porque sin mí nada
pueden hacer. Al que no permanece en mí se le echa fuera, como al sarmiento, y
se seca; luego lo recogen, lo arrojan al fuego y arde.
Si permanecen en mí y mis
palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y se les concederá. La
gloria de mi Padre consiste en que den mucho fruto y se manifiesten así como
discípulos míos”.
PALABRA DEL SEÑOR.
ORACIÓN
Dios nuestro misericordioso, que salvas al pecador y lo llamas a tu
amistad, atrae hacia ti el corazón de tus hijos, libres ya de las tinieblas por
el don de la fe, y no permitas que se aparten de ti, que eres la luz verdadera.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
VAYAMOS
CON ALEGRÍA AL ENCUENTRO DEL SEÑOR. ALELUYA.
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