SÁLVANOS,
SEÑOR Y DIOS NUESTRO; REÚNENOS DE ENTRE LAS NACIONES,
PARA
QUE PODAMOS AGRADECER TU PODER SANTO
Y SEA NUESTRA GLORIA EL ALABARTE.
ALELUYA, ALELUYA
El Señor me ha enviado para anunciar a los
pobres
la
buena nueva y proclamar la liberación a los cautivos. Aleluya.
DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS (4, 21-30)

Jesús les dijo: “Seguramente me
dirán aquel refrán: ‘Médico, cúrate a ti mismo’ y haz aquí, en tu propia
tierra, todos esos prodigios que hemos oído que has hecho en Cafarnaúm”. Y
añadió: “Yo les aseguro que nadie es profeta en su tierra. Había ciertamente en
Israel muchas viudas en los tiempos de Elías, cuando faltó la lluvia durante
tres años y medio, y hubo un hambre terrible en todo el país; sin embargo, a
ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda que vivía en Sarepta, ciudad
de Sidón. Había muchos leprosos en Israel, en tiempos del profeta Eliseo; sin
embargo, ninguno de ellos fue curado sino Naamán, que era de Siria”.

Palabra del Señor.
ORACIÓN
Concédenos, Señor, Dios nuestro,
amarte con todo el corazón y, con el mismo amor, amar a nuestros prójimos. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén.
SEÑOR,
TÚ ERES MI ESPERANZA
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