La Fe... Nuestra fuerza para vivir...

El fruto del silencio es la oración. El fruto de la oración es la fe. El fruto de la fe es el amor. El fruto del amor es el servicio. El fruto del servicio es la paz. (Madre Teresa de Calcuta)
La fe se refiere a cosas que no se ven, y la esperanza, a cosas que no están al alcance de la mano. (Santo Tomás de Aquino)
La fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve"

sábado, 19 de abril de 2014

VIGILIA PASCUAL EN LA NOCHE SANTA

HERMANOS:
CON EL PREGÓN SOLEMNE DE LA PASCUA, HEMOS ENTRADO YA EN LA NOCHE SANTA DE LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR. ESCUCHEMOS CON RECOGIMIENTO LA PALABRA DE DIOS. MEDITEMOS CÓMO, EN LA ANTIGUA ALIANZA, DIOS SALVÓ A SU PUEBLO Y EN LA PLENITUD DE LOS TIEMPOS, ENVIÓ AL MUNDO A SU HIJO PARA QUE NOS REDIMIERA.

OREMOS PARA QUE DIOS, NUESTRO PADRE, CONDUZCA A SU PLENITUD ESTA OBRA DE SALVACIÓN, INICIADA CON LA MUERTE Y RESURRECCIÓN DE JESUCRISTO.

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DE LA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS ROMANOS (6, 3-11)

Hermanos:

Todos los que hemos sido incorporados a Cristo Jesús por medio del bautismo, hemos sido incorporados a su muerte. En efecto, por el bautismo fuimos sepultados con él en su muerte, para que, así como Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros llevemos una vida nueva.

Porque, si hemos estado íntimamente unidos a él por una muerte semejante a la suya, también lo estaremos en su resurrección. Sabemos que nuestro viejo yo fue crucificado con Cristo, para que el cuerpo del pecado quedara destruido, a fin de que ya no sirvamos al pecado, pues el que ha muerto queda libre del pecado.

Por lo tanto, si hemos muerto con Cristo, estamos seguros de que también viviremos con él; pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya nunca morirá. La muerte ya no tiene dominio sobre él, porque al morir, murió al pecado de una vez para siempre; y al resucitar, vive ahora para Dios. Lo mismo ustedes, considérense muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro.

Palabra de Dios.

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SALMO 117

ALELUYA, ALELUYA.
Te damos gracias, Señor, porque eres bueno,
porque tu misericordia es eterna.
Diga la casa de Israel: “Su misericordia es eterna”.

ALELUYA, ALELUYA.

La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor
es nuestro orgullo. No moriré, continuaré viviendo,
para contar lo que el Señor ha hecho.

ALELUYA, ALELUYA.

La piedra que desecharon los constructores,
es ahora la piedra angular.
Esto es obra de la mano del Señor, es un milagro patente.

ALELUYA, ALELUYA.

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DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO (28, 1-10)

Transcurrido el sábado, al amanecer del primer día de la semana, María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. De pronto se produjo un gran temblor, porque el ángel del Señor bajó del cielo y acercándose al sepulcro, hizo rodar la piedra que lo tapaba y se sentó encima de ella. Su rostro brillaba como el relámpago y sus vestiduras eran blancas como la nieve. Los guardias, atemorizados ante él, se pusieron a temblar y se quedaron como muertos. El ángel se dirigió a las mujeres y les dijo: “No teman. Ya sé que buscan a Jesús, el crucificado. No está aquí; ha resucitado, como lo había dicho. Vengan a ver el lugar donde lo habían puesto. Y ahora, vayan de prisa a decir a sus discípulos: ‘Ha resucitado de entre los muertos e irá delante de ustedes a Galilea; allá lo verán’. Eso es todo”.

Ellas se alejaron a toda prisa del sepulcro, y llenas de temor y de gran alegría, corrieron a dar la noticia a los discípulos. Pero de repente Jesús les salió al encuentro y las saludó. Ellas se le acercaron, le abrazaron los pies y lo adoraron. Entonces les dijo Jesús: “No tengan miedo. Vayan a decir a mis hermanos que se dirijan a Galilea. Allá me verán”.


PALABRA DEL SEÑOR.

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