CONFÍO,
SEÑOR, EN TU MISERICORDIA;
ALEGRA
MI CORAZÓN CON TU AUXILIO.
CANTARÉ
AL SEÑOR POR EL BIEN QUE ME HA HECHO.
ALELUYA, ALELUYA.
Jesucristo, nuestro Salvador, ha vencido a la muerte y ha hecho
resplandecer la vida por medio del Evangelio.
Aleluya.
DEL
SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS (3,
7-12)
En aquel tiempo, Jesús se
retiró con sus discípulos a la orilla del mar, seguido por una muchedumbre de
galileos. Una gran multitud, procedente de Judea y Jerusalén, de Idumea y
Transjordania y de la parte de Tiro y Sidón, habiendo tenido noticias de lo que
Jesús hacía, se trasladó a donde él estaba.
Entonces rogó Jesús a sus
discípulos que le consiguieran una barca para subir en ella, porque era tanta la
multitud, que estaba a punto de aplastarlo.
En efecto, Jesús había curado a
muchos, de manera que todos los que padecían algún mal, se le echaban encima
para tocarlo. Cuando los poseídos por espíritus inmundos lo veían, se echaban a
sus pies y gritaban: “Tú eres el Hijo de Dios”. Pero Jesús les prohibía que lo
manifestaran.
Palabra del Señor.
ORACIÓN
Concédenos, Señor, ser dóciles a las inspiraciones de tu Espíritu para
que realicemos siempre en nuestra vida tu santa voluntad. Por nuestro Señor
Jesucristo.
Amén.
EN EL
SEÑOR CONFÍO Y NADA TEMO
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