SEÑOR,
NO ME ABANDONES, NO TE ME ALEJES, DIOS MÍO.
VEN
DE PRISA A SOCORRERME, SEÑOR, MI SALVADOR.
ALELUYA, ALELUYA.
Alégrense y salten
de contento, porque su premio será grande en los cielos.
Aleluya.
DEL SANTO
EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO (5, 1-12)
En aquel tiempo, cuando Jesús
vio a la muchedumbre, subió al monte y se sentó. Entonces se le acercaron sus discípulos.
Enseguida comenzó a enseñarles, hablándoles así:
“Dichosos los pobres de espíritu,
porque de ellos es el Reino de los cielos. Dichosos los que lloran, porque
serán consolados. Dichosos los sufridos, porque heredarán la tierra. Dichosos
los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. Dichosos los
misericordiosos, porque obtendrán misericordia. Dichosos los limpios de
corazón, porque verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque se
les llamará hijos de Dios. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia,
porque de ellos es el Reino de los cielos. Dichosos serán ustedes cuando los
injurien, los persigan y digan cosas falsas de ustedes por causa mía. Alégrense
y salten de contento, porque su premio será grande en los cielos, puesto que de
la misma manera persiguieron a los profetas que vivieron antes que ustedes”.
Palabra del Señor.
ORACIÓN
Dios omnipotente y misericordioso,
de cuya mano proviene el don de servirte y de alabarte, ayúdanos a vencer en
esta vida cuanto pueda separarnos de ti. Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
QUE
SE POSTRE ANTE TI, SEÑOR, LA TIERRA ENTERA
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