QUE
NUESTRA ÚNICA GLORIA SEA LA CRUZ
DE
NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, EN QUIEN ESTÁ
NUESTRA
SALVACIÓN, NUESTRA VIDA Y RESURRECCIÓN
Y POR
QUIEN HEMOS SIDO REDIMIDOS Y LIBERADOS. ALELUYA.
ALELUYA, ALELUYA.
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos, porque con tu santa cruz
redimiste al mundo.
Aleluya.
DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN (3, 13-17)
En aquel tiempo, Jesús dijo a
Nicodemo: “Nadie ha subido al cielo sino el Hijo del hombre, que bajó del cielo
y está en el cielo. Así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene
que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea en él tenga
vida eterna.
Porque tanto amó Dios al mundo,
que le entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca,
sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para condenar al
mundo, sino para que el mundo se salvara por él”.
Palabra del Señor.
Dios nuestro, que quisiste que
tu Hijo muriera en la Cruz para salvar a todos los hombres, concédenos aceptar por
su amor la cruz del sufrimiento aquí en la tierra, para poder gozar en el cielo
los frutos de su redención. Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
CONCÉDENOS
PARTICIPAR DE LA GLORIA DE TU RESURRECCIÓN
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