MI
ALMA DESFALLECE Y SUSPIRA POR LOS ATRIOS DEL SEÑOR;
MI
CORAZÓN Y TODO MI SER SE HAN REGOCIJADO EN EL DIOS VIVO.
HONOR Y GLORIA A TI, SEÑOR JESÚS.
Confío en el Señor y
en sus palabras, porque del Señor viene la misericordia y la redención.
HONOR Y GLORIA A TI, SEÑOR JESÚS.
DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS (4,
24-30)
En aquel tiempo, Jesús llegó a
Nazaret, entró a la sinagoga y dijo al pueblo: “Yo les aseguro que nadie es
profeta en su tierra. Había ciertamente en Israel muchas viudas en los tiempos de
Elías, cuando faltó la lluvia durante tres años y medio, y hubo un hambre
terrible en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías,
sino a una viuda que vivía en Sarepta, ciudad de Sidón. Había muchos leprosos
en Israel, en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue
curado, sino Naamán, que era de Siria”.
Al oír esto, todos los que estaban
en la sinagoga se llenaron de ira, y levantándose, lo sacaron de la ciudad y lo
llevaron hasta una barranca del monte, sobre el que estaba construida la
ciudad, para despeñarlo. Pero él, pasando por en medio de ellos, se alejó de
allí.
Palabra del Señor.
Señor, que tu continua misericordia
purifique a tu Iglesia y la proteja; y ya que sin ti no puede encontrar la salvación,
dirígela siempre con tu gracia. Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
ESTOY
SEDIENTO DEL DIOS QUE DA LA VIDA
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