ADOREMOS
A CRISTO, NUESTRO REY,
QUE
HA CORONADO COMO REINA A MARÍA, SU MADRE.
ALELUYA, ALELUYA.
Hagámosle caso al Señor, que nos dice: “No endurezcan su corazón”.
Aleluya.
DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO (22,
1-14)
En aquel tiempo, volvió Jesús
a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo,
diciendo:
“El Reino de los cielos es semejante
a un rey que preparó un banquete de bodas para su hijo. Mandó a sus criados que
llamaran a los invitados, pero éstos no quisieron ir.
Envió de nuevo a otros criados
que les dijeran: ‘Tengo preparado el banquete; he hecho matar mis terneras y
los otros animales gordos; todo está listo. Vengan a la boda’. Pero los
invitados no hicieron caso. Uno se fue a su campo, otro a su negocio y los
demás se les echaron encima a los criados, los insultaron y los mataron.
Entonces el rey se llenó de cólera
y mandó sus tropas, que dieron muerte a aquellos asesinos y prendieron fuego a
la ciudad.
Luego les dijo a sus criados: ‘La
boda está preparada; pero los que habían sido invitados no fueron dignos.
Salgan, pues, a los cruces de los caminos y conviden al banquete de bodas a
todos los que encuentren’. Los criados salieron a los caminos y reunieron a
todos los que encontraron, malos y buenos, y la sala del banquete se llenó de
convidados.
Cuando el rey entró a saludar a
los convidados, vio entre ellos a un hombre que no iba vestido con traje de
fiesta y le preguntó: ‘Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin traje de fiesta?’
Aquel hombre se quedó callado. Entonces el rey dijo a los criados: ‘Átenlo de
pies y manos y arrójenlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y la desesperación’.
Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos”.
Palabra del Señor.
ORACIÓN
Dios todopoderoso, que has querido
darnos como madre y reina a la Madre de tu Hijo, concédenos amarla y venerarla como
verdaderos hijos suyos y obtener, por su intercesión, el Reino de los cielos. Por
Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
AQUÍ
ESTOY, SEÑOR,
PARA HACER TU VOLUNTAD
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