DIOS
MÍO, VEN EN MI AYUDA;
SEÑOR,
DATE PRISA EN SOCORRERME.
TÚ
ERES MI AUXILIO Y MI SALVACIÓN; SEÑOR, NO TARDES.
ALELUYA, ALELUYA.
Dichosos los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los
cielos.
Aleluya.
DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS (12,
13-21)
En aquel tiempo, hallándose Jesús
en medio de una multitud, un hombre le dijo: “Maestro, dile a mi hermano que
comparta conmigo la herencia”. Pero Jesús le contestó: “Amigo, ¿quién me ha
puesto como juez en la distribución de herencias?”
Y dirigiéndose a la multitud, dijo:
“Eviten toda clase de avaricia, porque la vida del hombre no depende de la abundancia
de los bienes que posea”.
Después les propuso esta parábola:
“Un hombre rico obtuvo una gran cosecha y se puso a pensar: ‘¿Qué haré, porque
no tengo ya en dónde almacenar la cosecha? Ya sé lo que voy a hacer: derribaré mis
graneros y construiré otros más grandes para guardar ahí mi cosecha y todo lo
que tengo. Entonces podré decirme: Ya tienes bienes acumulados para muchos
años; descansa, come, bebe y date a la buena vida’. Pero Dios le dijo: ‘¡Insensato!
Esta misma noche vas a morir. ¿Para quién serán todos tus bienes?’ Lo mismo le
pasa al que amontona riquezas para sí mismo y no se hace rico de lo que vale
ante Dios”.
Palabra del Señor.
Señor, tú que eres nuestro creador
y quien amorosamente dispone toda nuestra vida, renuévanos conforme a la imagen
de tu Hijo y ayúdanos a conservar siempre tu gracia. Por nuestro Señor
Jesucristo tu Hijo que Contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios por los siglos de los siglos.
Amén.
SEÑOR,
TEN COMPASIÓN DE NOSOTROS
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