MEMORIA DE SAN AGUSTÍN, OBISPO
Y DOCTOR DE LA IGLESIA
El
Señor lo llenó del espíritu de entendimiento y sabiduría,
para
que iluminara a su Iglesia y lo cubrió de gloria.
ALELUYA, ALELUYA.
En aquel que cumple la palabra de Cristo el amor de Dios ha llegado a
su plenitud.
Aleluya.
DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO (23,
27-32)
En aquel tiempo, Jesús dijo a
los escribas y fariseos: “¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas,
porque son semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera parecen hermosos,
pero por dentro están llenos de huesos y podredumbre! Así también ustedes: por
fuera parecen justos, pero por dentro están llenos de hipocresía y de maldad.
¡Ay de ustedes, escribas y fariseos
hipócritas, porque les construyen sepulcros a los profetas y adornan las tumbas
de los justos, y dicen: ‘Si hubiéramos vivido en tiempo de nuestros padres,
nosotros no habríamos sido cómplices de ellos en el asesinato de los profetas’!
Con esto ustedes están reconociendo que son hijos de los asesinos de los profetas.
¡Terminen, pues, de hacer lo que sus padres comenzaron!”
Palabra del Señor.
Enciende, Señor, en nosotros el
fuego con que inflamaste el corazón de san Agustín, a fin de que, sedientos
como él de sabiduría y de amor, no descansemos hasta encontrarte a ti, verdad
eterna e infinita bondad. Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
CONDÚCENOS,
SEÑOR, POR TU CAMINO
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