Sebastián, hijo de familia
militar y noble, era oriundo de Narbona, pero se había educado en Milán. Llegó
a ser capitán de la primera corte de la guardia pretoriana. Era respetado por
todos y apreciado por el emperador, que desconocía su cualidad de cristiano.
Cumplía con la disciplina militar, pero no participaba en los sacrificios
idolátricos. Además, como buen cristiano, ejercitaba el apostolado entre sus
compañeros, visitaba y alentaba a los cristianos encarcelados por causa de
Cristo. Esta situación no podía durar mucho, y fue denunciado al emperador
Maximino quien lo obligó a escoger entre ser su soldado o seguir a
Jesucristo.
Fotografía: José Manuel Maica El Tejar Chimaltenango |
El santo escogió la milicia de Cristo; desairado el Emperador, lo amenazó de
muerte, pero San Sebastián, convertido en soldado de Cristo por la
confirmación, se mantuvo firme en su fe. Enfurecido Maximino, lo condenó a
morir asaeteado: los soldados del emperador lo llevaron al estadio, lo
desnudaron, lo ataron a un poste y lanzaron sobre él una lluvia de saetas,
dándolo por muerto. Sin embargo, sus amigos que estaban al acecho, se
acercaron, y al verlo todavía con vida, lo llevaron a casa de una noble
cristiana romana, llamada Irene, que lo mantuvo escondido en su casa y le curó las
heridas hasta que quedó restablecido.
Sus amigos le aconsejaron que se ausentara de Roma, pero el santo se negó rotundamente pues su corazón ardoroso del amor de Cristo, impedía que él no continuase anunciando a su Señor. Se presentó con valentía ante el Emperador, desconcertado porque lo daba por muerto, y el santo le reprochó con energía su conducta por perseguir a los cristianos. Maximino mandó que lo azotaran hasta morir, y los soldados cumplieron esta vez sin errores la misión y tiraron su cuerpo en un lodazal. Los cristianos lo recogieron y lo enterraron en la Vía Apia, en la célebre catacumba que lleva el nombre de San Sebastián.
Fotografía: José Manuel Maica El Tejar, Chimaltenango |
El culto a San Sebastián es muy antiguo; es invocado contra la peste y contra
los enemigos de la religión, y además es llamado además el Apolo cristiano ya
que es uno de los santos más reproducidos por el arte en general.
ORACIÓN A SAN SEBASTIÁN, MÁRTIR.
Dios omnipotente y misericordioso
que engalanas a tu Iglesia con la gloriosa entrega de tus mártires, concédenos
el espíritu de fortaleza para que siguiendo el ejemplo de tu mártir San
Sebastián, no dudemos en obedecerte a ti, antes que a los hombres. Por
Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.
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