¡ÁNIMO!
SOY YO; NO TEMAN, DICE EL SEÑOR
Gloria a ti, Cristo Jesús, que has sido
proclamado a las naciones.
Gloria a ti, Cristo Jesús, que has sido anunciado al mundo. Aleluya.
DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS (6, 45-52)
En aquel tiempo, después de la
multiplicación de los panes, Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la
barca y se dirigieran a Betsaida, mientras él despedía a la gente. Después de
despedirlos, se retiró al monte a orar.
Entrada la noche, la barca estaba
en medio del lago y Jesús, solo, en tierra. Viendo los trabajos con que
avanzaban, pues el viento les era contrario, se dirigió a ellos caminando sobre
el agua, poco antes del amanecer, y parecía que iba a pasar de largo.
Al verlo andar sobre el agua, ellos
creyeron que era un fantasma y se pusieron a gritar, porque todos lo habían
visto y estaban espantados. Pero él les habló enseguida y les dijo: “¡Ánimo!
Soy yo; no teman”. Subió a la barca con ellos y se calmó el viento. Todos
estaban llenos de espanto y es que no habían entendido el episodio de los
panes, pues tenían la mente embotada.
Palabra del Señor
Señor, Dios nuestro, luz del
mundo, concede una paz estable a todos los pueblos de la tierra, y haz que
aquella luz resplandeciente que condujo a los Magos al conocimiento de tu Hijo,
ilumine también nuestros corazones. Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
SEÑOR, DIOS NUESTRO, LUZ DEL MUNDO
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