Algunas veces a lo largo de nuestra vida descuidamos algo muy valioso, NUESTRA FE, dejamos que las cosas que pasan a nuestro alrededor apaguen el fuego del amor hacia Dios y María y poco a poco, sin darnos cuenta, nuestra fe va disminuyendo hasta que nos sentimos muy lejos de Dios. Es necesario que volvamos a Él, puesto que de Él somos, de Él venimos y hacia Él vamos y que mejor hacerlo de la mano de María Santísima quien desde siempre ha intercedido por todos nosotros...
No dejemos que nuestra fe desmaye, al contrario, luchemos para acrecentarla cada vez más, busquemos a Dios por medio de los Sacramentos, la Santa Misa, la Oración y más para que cuando llegue el momento en que nos corresponda ir hacia el Padre, podamos estar en gracia y tener la dicha y la bendición de escuchar las palabras que le dijo a aquel buen ladrón estando en la Cruz: "Te aseguro que hoy mismo estarás Conmigo en el Paraíso"...
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