Dios nos ha llamado, por medio del
Evangelio,
a participar de la gloria de nuestro Señor
Jesucristo. Aleluya.
DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS (18, 1-8)
En aquel tiempo, para enseñar
a sus discípulos la necesidad de orar siempre y sin desfallecer, Jesús les propuso
esta parábola:
“En cierta ciudad había un juez
que no temía a Dios ni respetaba a los hombres. Vivía en aquella misma ciudad
una viuda que acudía a él con frecuencia para decirle: ‘Hazme justicia contra
mi adversario’.
Por mucho tiempo el juez no le
hizo caso, pero después se dijo: ‘Aunque no temo a Dios ni respeto a los
hombres, sin embargo, por la insistencia de esta viuda, voy a hacerle justicia
para que no me siga molestando’ ”.
Dicho esto, Jesús comentó: “Si
así pensaba el juez injusto, ¿creen acaso que Dios no hará justicia a sus
elegidos, que claman a él día y noche, y que los hará esperar? Yo les digo que
les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿creen que
encontrará fe sobre la tierra?”
Palabra del Señor.
Dios nuestro, que concediste a
santa Isabel de Hungría el don de reconocer y venerar a Cristo en los pobres,
concédenos, por su intercesión, servir siempre con amor incansable a los
necesitados y afligidos. Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
DICHOSOS LOS QUE TEMEN AL SEÑOR
No hay comentarios:
Publicar un comentario